jueves, 18 de junio de 2015

(In Memoriam) Christopher Lee: en nombre de la leyenda del cine

Hace una semana, conocíamos la triste noticia del fallecimiento de Sir Christopher Lee a la edad de 93 años. 
Fue un día triste para todos aquellos que nos gusta sumergirnos en los océanos del tiempo, tanto en el cine como en la Historia, pues Christopher Lee es un nombre que conectaba estos dos mundos, logrando una coexistencia perfecta entre ambos.
Christopher Frank Carandini Lee

Por si, todavía, existe alguien que no sepa de quien estamos hablando, para ellos va dirigida esta breve reseña histórica sobre su vida.
El 27 de mayo de 1922 nacía, en el distrito londinense de Belgravia, Christopher Frank Carandini Lee, hijo del Teniente Coronel Geoffrey Tropelle Lee y la Condesa Estelle Mari Carandini di Sarzano.
Pasó su infancia entre Londres y Wengen, localidad perteneciente al cantón suizo de Berna. Precisamente fue en Wengen donde Lee tuvo su primer contacto con el mundo de la interpretación, representando, en una función escolar, el papel del malvado duende Rumpelstiltkin
Según cuenta el mismo Lee en su autobiografía Tall, Dark and Gruesome ("Alto, oscuro y espantoso"), de regreso la familia al Reino Unido trató de acceder al prestigioso Eton College pero su admisión fue rechazada por M. R. James, famoso profesor del centro debido a su afición a escribir cuentos de terror.
Christoper Lee en 1949
Finalizados sus estudios, en 1939, realizó un viaje por la Europa de entreguerras presenciando, entre otros acontecimientos, la ejecución de Eugen Weidmann (última ejecución pública en la guillotina en Francia) o su intervención en la denominada Guerra de Invierno. Estallada la guerra en Europa, Lee se alista como voluntario en la Royal Air Force, donde servirá por espacio de cinco años, aunque debido a una enfermedad visual es dado de baja para el combate y destinado a misiones confidenciales. Relativo a este periodo, y que muchos desconocen, es que Christopher Lee fue un cazanazis cuyas misiones continúan clasificadas.


«He visto lo peor que un ser humano puede hacer a otro»

Tras la Guerra, e influenciado por un pariente suyo, Nicolò Carandini, embajador italiano en Londres, Lee decide probar suerte en el mundo de la interpretación. 
Después de algunos papeles sin transcendencia, 1948 marcará su debut en el cine (de la mano de Terence Young en Corridor of Mirrors) y el inicio de su amistad con otra celebridad británica: Peter Cushing, con quien compartirá protagonismo en las producciones que lo lanzaran al estrellato, todas ellas de la mano de Hammer Productions, siendo las más destacadas, y recordadas, las que tuvieron como protagonista al personaje que catapultó a Lee a la fama: el Conde Drácula (aunque su primer rol protagonista fue en la piel del Monstruo de Frankenstein).
Lee en La maldición de Frankenstein (1957)

Quizás sea demasiado pretencioso decir que el personaje engulló al actor (ya que Lee repitió tantas veces el papel del conde transilvano debido a una jugada maestra de los productores de Hammer), pero podríamos decir que el papel de villano oscuro y siniestro quedó unido definitivamente al actor. La verdad es que gracias a este "encasillamiento" en el papel de malo, los cinéfilos podemos disfrutar de personajes tales como Fu Manchú (The face of Fu Manchu, 1965), Francisco Scaramanga (The Man with the Golden Gun, 1974) o los más recientes papels de Saruman y el Conde Dooku.
Como curiosidad de una vida tan prolífica, me gustaría resaltar dos acontecimientos que, con el tiempo, ganaron en paradoja e ironía.
Como Scaramanga en
El hombre con la pistola de oro, 1974
Uno de ellos fue la intervención de Ian Fleming, padre del agente 007 y primo de Lee, para que el actor encarnase al agente secreto en la versión fílmica de su obra, ya que, según el propio Fleming, alguna de las aventuras de James Bond estaban inspiradas en las que había tenido Lee durante el tiempo en que sirvió en el ejército en la II Guerra Mundial. La paradoja reside en que a pesar de contar con tal avalista, Christopher Lee no fue nunca James Bond. Sin embargo, y gracias a esta decisión, hoy podemos contar con uno de los mayores villanos del universo de Bond encarnado por Lee: el malvado Francisco Scaramanga.
Otro suceso que se antoja curioso fue el encuentro casual que el actor tuvo en su juventud con uno de sus escritores predilectos: J.R.R. Tolkien. Así contaba Lee su encuentro con el padre de la Tierra Media:

«Conocí a Tolkien en los pasillos de la Universidad de Oxford. Le dí la mano y le dije que admiraba su obra. Me agradeció el gesto y se alejó fumando en pipa por el pasillo, eso fue todo. Conté este encuentro tantas veces durante el rodaje de "El Señor de los Anillos" que terminé por inventar ramificaciones y finales alternativos. Al final la historia duraba casi una hora»

Lee, quién siempre se declaró fan de la obra "tolkeniana" (decía leer la obra, al menos, una vez al año) y un enamorado de la Tierra Media, comentó, en una ocasión, que le hubiese gustado interpretar el papel de Gandalf el Gris (recientemente, Sir Ian McKellen, en una carta dedicada a la memoria del fallecido actor, comentaba como fue su primer encuentro con Lee antes de iniciar el rodaje de El Señor de los Anillos: «Siempre he creído que yo debería interpretar a Gandalf»). Sin embargo, el peso de los años impidió al genial interprete realizar su sueño de encarnar al istari debido, principalmente, a las escenas de acción que debía realizar el personaje. A cambio, recibimos un Saruman el Blanco de tan alto nivel interpretativo que uno ya no se imagina al personaje sin la efigie del actor que lo encarnó.


Como Saruman el Blanco
Otra particularidad que debemos resaltar de la personalidad de Christopher Lee fue su sencillez y amabilidad, ademas de su capacidad de hacer amigos y mantenerlos cerca hasta el final. Ejemplo de este afecto lo hemos podido comprobar a lo largo de esta semana cuando numerosos actores y directores, entre otros, han dado públicas muestras de sentir la perdida del actor, tal y como lo han hecho Johnny Deep, Peter Jackson o Tim Burton, director que "redescubrió" a Lee y le permitió regresar a la parrilla de la actuación por todo lo alto.
Con respecto a esto, cuando todo parecía indicar que la estrella de Christopher Lee pasaría a una tonalidad gris hasta desaparecer en la oscuridad del olvido, Burton llamó a su puerta para ofrecerle un pequeño papel en su nuevo trabajo. Aunque su aparición se resume en unos cuantos minutos, Sleepy Hollow (1999) significó la resurrección artística de Lee, quién comenzó a trabajar, de nuevo, en grandes producciones. Y Lee no se olvidaría de lo que Burton había hecho por él, por lo que, desde ese momento en adelante, siempre que el director le ofrecía colaborar en alguna de sus películas, Christopher Lee accedía dando una muestra de gratitud hacia Burton.
Prueba de ello es la participación del veterano actor en las siguientes producciones del cineasta: como el Dr. Wilbur Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate (2005) y el Reverendo Galswells en La novia cadáver (2005).
¿Qué más se podría decir de Christopher Lee? Pues habría que mencionar su pasión por la música heavy. Tal y como él solía decir: 
Christopher Lee Charlemagne (2010)
«...llevaba el heavy en las venas...». Una prueba de esta afición son sus recurrentes colaboraciones con grupos como Rhapsody of Fire y Manowar. Era tal su gusto por la música heavy que él mismo formó un conjunto de heavy/power metal sinfónico llamado Christopher Lee Charlemagne (apropiado para alguien que se decía emparentar con el Emperador de Occidente del siglo IX). Su dedicación a este género musical se vio materializado en dos discos y el premio Spirit of Metal que le fue otorgado en los Globo de Oro de 2010.
Actor de prolífica carrera (con más de 250 acreditaciones), cantante, soldado, políglota (hablaba seis idiomas), este Leonardo de nuestro tiempo tiene justificado su status de leyenda, pues ha dejado tal impronta en el mundo que su nombre difícilmente caerá en el olvido.
Su partida nos ha dejado un profundo vacío que tardará bastante tiempo volver a llenarse. Pero nos deja un maravilloso legado, digno de alguien que ha sabido sacarle partido a la vida.
Con su marcha, por fin, Saruman el Blanco, acompañado por Christopher Lee, ha podido cruzar el mar hacía las Tierras Imperecederas, donde ha de aguardar hasta nuestro próximo encuentro con él.


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